Sinopsis sobre este libro
Hoy las etapas de la vida son mucho más flexibles, la niñez se abrevia, la adolescencia se alarga, y en el hogar conviven personas de diferentes edades, y responsabilidades pero sin intereses ni hábitos comunes. La diferencia con la antigua familia extensa que existió hasta mediados del siglo XX es que, en aquellas había una cabeza que imponía las reglas, y la prole, sin importar la edad que tuvieran, las aceptaban, mientras que hoy, no se reconocen jerarquías. Los padres del siglo XXI intentaron que en sus hogares hubiera democracia, por temor a ser autoritarios se abstuvieron de poner límites, y apostaron al diálogo. Hoy se sienten superados, invadidos y confundidos respecto a lo que pueden y deben hacer.
Algunos de los problemas cotidianos que enfrentan estos padres pueden parecer minúsculos, pero a medida que se van repitiendo en el día a día, sienten que su casa ha sido tomada, y ya no son libres ni en ese, que debería ser su refugio.